El Isabella Paradiso no tiene un lugar, ni tampoco una época. Está abierto desde todos los tiempos, nunca puede estar cerrado para servir a todas las almas que acaban de pasar a un mundo mejor. Allí van a parar las almas que no quieren un descanso o no pueden tenerlo, las almas impuras.
Su dueña (yo) le tiene tanto miedo a la muerte que se comprometió a regentar este antro y servir copas a todos estos desgraciados para no sentir nunca la sensación de echar el último aliento.
Si quieres encontrarlo primero tienes que dejar este mundo y cuando camines por la ardiente autopista antes de cruzar las puertas hacia el infierno verás este humilde bar de copas.
Si deseas sentir un poco esa sensación infernal éste es tu sitio, tu decides: El cielo lleno de viejos o una eternidad jovial y sin descanso.

Muérete y pasa por aquí a tomarte una copa ;)

Bienvenido al Isabella Paradiso.

Algún día.

Lo que más pena me da del final del verano es que la hora de sol se hace cada vez más corta y a mí me gusta salir a correr cuando está anocheciendo y ver a la gente sentarse en las terrazas.

Estos días ha estado lloviendo y he tenido que cambiar mi horario para poder ir al parque de María Luisa. Ahora están rodando una película en la Plaza de España y me encanta pasar por allí corriendo para alcahuetear un poco y ver el ambiente. Cada día en Sevilla pasa algo nuevo.

Cuando voy a salir a correr me cuesta mucho arrancar pero, una vez empiezo, termino prácticamente de noche. A veces me da miedo pensar que no quiero volver a casa y me pase como Forrest Gump. Un día me echaré a correr y no pararé, con una mochilita y mi botella de agua.
Mis padres quieren que sea alguien grande, alguien que rompa todos los esquemas; el típico pensamiento de pueblo: invertir en la carrera de un hijo y alardear de ello te sitúa en otro estatus en la escala pueblerina así como lograr con tus hijos las frustaciones que han sufrido a lo largo de la vida y las cosas que no han querido o no han podido hacer.
Yo no quiero ser alguien en esta vida, ni grande ni nada por le estilo. Quiero ser yo misma, sin aditivos. Eso sí que es difícil en los tiempos en que vivimos.
Desde que nos levantamos hasta que volvemos a la cama estamos constantemente vendiéndonos. Como una agencia inmobiliaria.
Por eso un día de éstos quiero empezar a correr y que cuando pare sea en la otra punta del mundo. Quitarme de todo.

Es una locura, lo sé, pero como dice una frase: Un viaggio di mille miglia comincia sempre con il primo passo.

2 comentarios:

  1. Si que es verdad, que los padres y personas más inútiles son las que se creen que mejores y más listas son, que yo no se como no los han llamado de la NASA para trabajar fijate tú XD, porque en casa siempre seremos la mierda más gorda, pero en la calle, porque mi hijo es muy listo, porque mi hijo esto y mi hijo lo otro, total, que todo se refiere a lo mismo, el qué dirán y la puta falsedad.

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  2. Lo de correr y no parar y llegar a la Cochinchina sí que tiene que estar bien, yo también lo he pensado alguna vez... Aunque no creo que me fuera por ahi corriendo, en coche sí que me gustaría irme hasta donde llegue... Pero tú eres capaz de empezar a correr y que te salga hasta la barba de Forrest Gump xD. Eso sí, si haces una empresa de gambas, ¡invítanos alguna vez!

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