El Isabella Paradiso no tiene un lugar, ni tampoco una época. Está abierto desde todos los tiempos, nunca puede estar cerrado para servir a todas las almas que acaban de pasar a un mundo mejor. Allí van a parar las almas que no quieren un descanso o no pueden tenerlo, las almas impuras.
Su dueña (yo) le tiene tanto miedo a la muerte que se comprometió a regentar este antro y servir copas a todos estos desgraciados para no sentir nunca la sensación de echar el último aliento.
Si quieres encontrarlo primero tienes que dejar este mundo y cuando camines por la ardiente autopista antes de cruzar las puertas hacia el infierno verás este humilde bar de copas.
Si deseas sentir un poco esa sensación infernal éste es tu sitio, tu decides: El cielo lleno de viejos o una eternidad jovial y sin descanso.

Muérete y pasa por aquí a tomarte una copa ;)

Bienvenido al Isabella Paradiso.

Yasgur's Farm

Amanece.
Estoy tumbada en la cama sin poder levantarme. Mi estómago lleva desde las 6 de la mañana rugiendo. No puedo dormir.
La cabeza me sobresale por uno de los lados de la cama y al revés observo como una cucaracha sale de un agujero de detrás del enchufe.
Suena en mis cascos Woodstock de Joni Mitchell.

Me encontré con el hijo de Dios. Estaba caminando por la carretera.
Yo le pregunté: ¿A dónde vas?
Y él me dijo: Voy a la granja de Yasgur, voy a participar en una banda de rock and roll. Voy a acampar en la Tierra. Voy a hacer mi alma libre.


Observo a la cucaracha un buen rato hasta que decido levantarme.
Camino por el pasillo a oscuras hasta el salón y acerco el sofá al ventanal que da al balcón y mientras todo está en silencio y oscuro, puedo contemplar el comienzo de un nuevo día.

Somos polvo de estrellas, somos de oro. Y, sin embargo, tenemos que meternos de nuevo en el jardín.


Son las ocho y media. Por suerte o por desgracia toca ya salir del Limbo y comenzar a vivir.
Voy al servicio y me miro en el espejo: Mi camiseta gris sucia, las ojeras marcadas por la falta de sueño, el pelo con más nudos que una red de pescadores. En resumen, estoy hecha una mierda.

Mi otro yo desde el espejo se ríe mientras me dice: Apresúrate y aprovecha las horas. Cada día es uno menos, que nada más que piensas gilipolleces.

Me doy una ducha rápida y sin perder el tiempo me visto, me maquillo teniendo mucho esmero en tapar algunas imperfecciones de mi cara.
Siempre que llego al ritual del maquillaje me hago la misma pregunta: ¿Acaso no tapamos del mismo modo las imperfecciones de nuestra vida? Para que los demás no salgan huyendo.

Recojo las cosas, arreglo más o menos todo y salgo a la calle con una sonrisa pintada en la cara para asistir a clase y a relacionarme con la gente sin parar cuando lo que realmente me separa de todo esto es un abismo. En mi cabeza sigue sonando la canción que escuchaba esta mañana:

No sé quién soy, pero sabemos que la vida es para aprender.

4 comentarios:

  1. El estilo único de Isa escribiendo. Simplemente genial

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  2. Quiero actualización, quiero actualización,quiero actualización, quiero actualización...

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  3. Me uno al Migue! Actualiza perra! Jajajaja

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