Me gustaría comenzar esta historia con uno de los primeros clientes que tuve. No porque fuera de los primeros sino porque nunca he vuelto a tener un cliente como él. No diré nombres, sólo contaré aspectos de su vida y su muerte.
Era un hombre muy devoto, vivía soltero, siempre tenía miedo de que cualquier acto que hiciera fuera castigado con la ira de Dios. Comía lo justo, no fumaba, no bebía, no tomaba drogas ni practicaba el sexo. Tan sólo si era para procrear, como decía la Biblia.
Como todos los domingos fue a la Iglesia y se sentaba en el primer banco.
Tras rezar y pensar en todas las acciones que había hecho durante la semana y desnudarse ante Dios, caminó el pasillo hacia el altar para comulgar el primero
Como siempre, la misma oblea blanca se deshacía en su boca pero esta vez tenía un efecto distinto.
Se rasgó la ropa y mirando hacia el techo pudo ver cómo Maria Magdalena hacía la danza del vientre ante un Jesús atónito, cómo los 12 apóstoles se montaban orgías mientras gemían pasajes que después escribirían y cómo los romanos se colocaban con la droga de aquella época y descargaban toda su ira y violencia en latigazos que marcaban la piel de Cristo, una herida por cada raya de coca romana. Por un momento pudo vislumbrar la realidad y debido a la diarrea producida por el colocón cagó en medio del altar y se limpió el culo con el texto sagrado. Luego se arrojó al vacío por uno de los ventanales de la Iglesia ya que no soportaba lo que veían sus ojos.
Ya lo decía el lirón: Recuerda, mantén tu cabeza, mantén tu cabeza.
A raíz de su muerte se descubrió que las ostias estaban hechas con LSD que uno de los curas usaba para ponerse a tono y tenía la misma forma, de oblea. Decidió castigarse y dirigirse hacia el infierno para pagar durante toda la eternidad un único acto que hizo en su vida, el cura harto de droga fue considerado un santo.
El Isabella Paradiso no tiene un lugar, ni tampoco una época. Está abierto desde todos los tiempos, nunca puede estar cerrado para servir a todas las almas que acaban de pasar a un mundo mejor. Allí van a parar las almas que no quieren un descanso o no pueden tenerlo, las almas impuras.
Su dueña (yo) le tiene tanto miedo a la muerte que se comprometió a regentar este antro y servir copas a todos estos desgraciados para no sentir nunca la sensación de echar el último aliento.
Si quieres encontrarlo primero tienes que dejar este mundo y cuando camines por la ardiente autopista antes de cruzar las puertas hacia el infierno verás este humilde bar de copas.
Si deseas sentir un poco esa sensación infernal éste es tu sitio, tu decides: El cielo lleno de viejos o una eternidad jovial y sin descanso.
Muérete y pasa por aquí a tomarte una copa ;)
Bienvenido al Isabella Paradiso.
Su dueña (yo) le tiene tanto miedo a la muerte que se comprometió a regentar este antro y servir copas a todos estos desgraciados para no sentir nunca la sensación de echar el último aliento.
Si quieres encontrarlo primero tienes que dejar este mundo y cuando camines por la ardiente autopista antes de cruzar las puertas hacia el infierno verás este humilde bar de copas.
Si deseas sentir un poco esa sensación infernal éste es tu sitio, tu decides: El cielo lleno de viejos o una eternidad jovial y sin descanso.
Muérete y pasa por aquí a tomarte una copa ;)
Bienvenido al Isabella Paradiso.
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