El Isabella Paradiso no tiene un lugar, ni tampoco una época. Está abierto desde todos los tiempos, nunca puede estar cerrado para servir a todas las almas que acaban de pasar a un mundo mejor. Allí van a parar las almas que no quieren un descanso o no pueden tenerlo, las almas impuras.
Su dueña (yo) le tiene tanto miedo a la muerte que se comprometió a regentar este antro y servir copas a todos estos desgraciados para no sentir nunca la sensación de echar el último aliento.
Si quieres encontrarlo primero tienes que dejar este mundo y cuando camines por la ardiente autopista antes de cruzar las puertas hacia el infierno verás este humilde bar de copas.
Si deseas sentir un poco esa sensación infernal éste es tu sitio, tu decides: El cielo lleno de viejos o una eternidad jovial y sin descanso.

Muérete y pasa por aquí a tomarte una copa ;)

Bienvenido al Isabella Paradiso.

Cuando la gilipollez se hace carne.

Cuando era más joven y estaba en el instituto, todos los días me pasaba algo. Un día se reían de mí, me decían loca, estúpida, me hacían pasillos. Ahora, cuando vuelvo a mi casa me los encuentro a todos los que una vez me dijeron algo y veo que intentan saludarme. Mi madre siempre me enseñó que hasta con el más hijo de puta hay que ser respetuoso, por lo menos quedas como una señora. Para mí, la verdad, el único respeto que me sale de dentro es volver la cara puesto que realmente considero que no puedo caer tan bajo como para saludar a una rata.
Hago esta breve introducción para explicar porqué cuando vemos que algo no se amolda a nuestros pensamientos lo rechazamos totalmente, sin pararnos a descubrir si realmente nos tira hacia atrás o simplemente para poder criticarlo con razón.
Ay....razón, que bonita palabra y pocos te utilizan realmente.
Hoy, vivimos en un mundo en el que nos quedamos con lo simple. Lo que nos echen.
Un mundo al que yo llamaría conformista. Lo único que buscamos es la supervivencia y una vida tranquila, sin complicaciones. Ahora entiendo realmente por qué venimos de los animales, descendientes del mono, fíjate. Tenemos la razón y la rechazamos.
De las personas nos quedamos con la superficie, no vamos más allá y de ahí viene el problema de la idealización.
Y yo me pregunto todos los días: ¿Realmente somos tan gilipollas? Sí, lo somos.
Aparenta todo lo que puedas y véndete de la mejor manera posible. Total, cuando esa persona se decepcione contigo al haberte conocido ya te lo has tirado, el daño está hecho. Al claro, al que se muestra cómo es, el que tiene interés por las cosas, ése se puede ir quedando virgen toda la vida.

A las personas que no les gusta leer mi blog porque hiere su sensibilidad, más me herís la mía todos los días escuchando vuestras gilipolleces.

1 comentario:

  1. Es verdad, y el título le viene al pelo (me encanta). La gente por ahí aparentando, siendo falsa y sin decir las cosas a la cara y como son, sin querer darse cuenta de nada ¿para qué?. Y cuando uno se las dice directamente (como haces tú en el blog) no saben qué hacer con eso. ¡Ya será menos! No les herirá tanto, si acaso lo que les pasa es que no quieren pararse a pensar y a ver cómo son las cosas en realidad porque a veces eso te hace darte cuenta de tus errores y de lo mal que te has comportado alguna vez, y eso es difícil... Pues eso es lo que hay, y si no es que no estás en el mundo (real).

    Y tú sigue escribiendo porque lo haces muy bien y al que no le guste, que no mire, que ya se dará de bruces contra la pared de tanto mirar para otro lado.

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